Pasan...



¿Quién no ha mirado alguna vez una mosca mientras su mente la envidia?

Pasan las horas... Pasan.

Y quizás la vida quede instalada en algún rincón del cuadro.

Pasan y dejan olor.

Las horas huelen como ácidas. Dejan regusto de almendra y todo puede medirse por el tiempo que tarde en desaparecer la aspereza del paladar.

Esta noche buscaré algún grillo que me cante lo que la luna me niega. Un trovador desubicado en este mayo que parece otoño.

Pasan las horas... Pasan...

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