CON-o-SIN-RED


¡Se hacen equilibrios!

Con los pensamientos, las razones y todos los objetos que puedan imaginar. Pongan una idea sobre la manivela, depositen confianza por la ranura y denme un tiempo para girarla. En un “plis plas” la idea será equilibrista y vosotros unos auténticos tramoyistas de la vida.

¡Se puede incluso hacer saltar por el aire alguna que otra pena! Y para esta ocasión quietaremos la red. La pena sabe cómo sobrevivir al vacío.

Y si se deciden por traer las esperanzas, que giran por sí solas, puedo ayudarles a que se acostumbren a caminar por el alambre sin perder pie. ¡Cosa nunca vista…!

¡Se hacen equilibrios y cabriolas!

Si usted tiene cierta expectativa no tiene más que traerla a mi caja cirquense y en menos de dos parpadeos se la puedo hacer desaparecer de tan rápido como la haré girar. Tendrá la sensación, primero de que se multiplica y luego de que es sólo una nebulosa. Se la puedo dejar en el estado que más le convenga.

¡Se hacen otoños con los veranos en sólo dos vueltas y media!

Si me depositan el calor arriba y pagan con un poco de nostalgia, en un cuarto de giro comenzarán a caer las hojas.

O también puedo conseguirles primaveras con un invierno maltrecho. Para ello sólo tendrá que traer un saquito de desamor y un recuerdo bello. Esta caja sabe cómo hilar hasta tejer las margaritas y usted se irá contento y oliendo a flores recién nacidas.

Lo que no garantizamos es la duración de los efectos. Eso depende en su totalidad de otra cosa que no puedo hacer girar en mi utensilio. Está en manos del miedo. A más menos miedo, más estabilidad de la ilusión.

Y temo decepcionarles, pero la única vez que quise hacer malabares con el miedo, la caja comenzó a descomponerse y chirriar sin conseguir cambiarle su esencia.

No puedo arriesgarme, entiéndanlo. Esta delicatessen es mi sustento. Así es como me gano la vida. Pero se hacen equilibrios con todo lo demás que se os ocurra.

Incluso con la falta de apetito. Si usted me trae su desgana, se irá hambriento de todo cuanto exista. Una desgana, nada más se posa sobre esta maravilla, comienza a coger color y parece un panecillo recién horneado. ¡Cuidado con esto!, porque una vez despertado el apetito es complicado pararlo por un tiempo largo

¿Ven a ese hombre con pinta de payaso apoyado en una mano?
Sólo existe porque lo nombro.
En cuanto pare el eje, pasará a ser un trocito de recuerdo parecido a una nube. Soplar y listo. La caja quedará preparada para ustedes.

¡Vengan! ¡Se hacen equilibrios desde este mismo instante!
Equilibrios y otras cosas por el estilo.

Comentarios