Mi regalo de Navidad

Hay compras... y compras...



¡Ay qué angustia tengo…! Se me echa el tiempo encima.

Tengo hasta marzo. Justo hasta el 19 de marzo para presentarme a una especie de Licitación donde lo que me llevaré a casa será un Transbordador Aéreo.

No es problema el papeleo que requiere tal solicitud. No, no es eso lo que me preocupa. Lo que de verdad me angustia es si ofertar para el Transbordador llamado Endeavour, para el Atlantis o quizás para el más conocido de todos, el Discovery.

Y es que no consigo aclararme sobre todo porque cuando he llamado esta mañana a la NASA para hacer las preguntas de rigor, un chico, muy americano por cierto, en un inglés “carrasperoso”, me ha comentado que aún les quedan a los tres transbordadores unos ocho viajes más. Claro, esto lo cambia todo. Porque entre ir y venir puede que al final el que yo quiera quedarme haya sufrido desperfectos y ya no me guste tanto.

Tengo también dudas sobre si quedarme o no con un motor “criogénico” que para algo servirá, digo yo... ¿no? Y ya que me pongo a comprar, no voy a preparar tanta documentación y tanto lío sólo para un trasbordador de 37 metros de largo por 23 de envergadura. Quien dice 42 millones de dólares por una navecita, dice algo más y se hace con un motorcito de esos que lo mismo se puede usar para hacer palomitas o quién sabe si para hacerme la cera…

Aunque estén pensando que es muy caro y que en momentos de crisis uno no debe gastarse estas sumas en cosas superfluas, les diré que están de oferta. Si no, cómo iba yo a planteármelo siquiera. Cada nave está valorada en mil millones de dólares… como verán la rebaja es cuantiosa y resistirse es complicado.

Ya veré dónde lo pongo. En mi salón no quedaría mal, arriba de la estantería, o justo al lado de la repisa de las plantas… quiero decir el motor… porque la nave... bueno... con la nave tengo otros proyectos.

Tengo un amigo a quien me gustaría ir a recoger montada en mi transbordador. Aparecer de repente, con mi nave recién ilustrada, convertida en biblioteca, teatro y un lugar donde la fantasía se pueda desarrollar sin límites. Abrir la puerta, bajar las escaleras con todo el glamour, ofrecerle mi mano y mirar su cara atónita.

Ah… por cierto… en mi transbordador irá dibujado “koky” comiendo uvas con queso y es probable que sea mi nave para entonces una especie de flautista de Hamelin. ¿Qué ratoncita se resistirá a venirse detrás de koky?

Tengo un problema en el que quizás ustedes puedan ayudarme, por eso les escribo. Necesito ser americana para poder optar a tener una nave. Y claro… he pensado en el soborno. Pagar a un americano para que presente en mi lugar la oferta. Sé que estas cosas se hacen y en mi caso es por una buena causa. Tardará mucho en que la NASA vuelva a ofertar naves así como así…

Si están pensando que mi nave puede estar contaminada de sustancias tóxicas o de polvo cósmico… y que pudiera ser perjudicial para la salud o dar malas vibraciones… os puedo asegurar que no es así. El chico americano de voz quebrada, me dijo en inglés clarito, clarito, que me la entregarían limpia de sustancias nocivas y que me la tendrían guardada en el Centro Espacial Kennedy de Cabo Cañaveral en Florida hasta que yo buenamente pueda ir a por ella.

En fin, espero que me ayuden en esta cuestión antes de que se me eche el tiempo encima. No puedo perder esta oportunidad. Desde pequeña quise ir al espacio y como mi padre es un manitas, no pierdo la esperanza que aprentando un tornillo aquí, una tuerca allá y algún que otro remache… mi nave se eleve al espacio exterior y consiga comprender un poco de ese funcionamiento del Universo viéndolo “in situ” y tomando notas.

Parece que para el 2014 comenzaremos a colonizar la luna y es probable que también comencemos por ir y venir a Marte para tantear el terreno de las casas adosadas.

Tener un transbordador para entonces, será fantástico y si ustedes me ayudan ahora, prometo dejarlos viajar gratis de vez en cuando.

¿Cómo lo ven?

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Lo veo excelente como todo el talento que emana de Ud, Madame.Quiero dejarle un fuerte abrazo y desearle lo mejor para el 2009 junto a todos sus afectos
Beto
Madame Guignol ha dicho que…
Gracias querido amigo.

En breve recibirá usted un billete de ida al planeta que usted elija.

Vaya pensando.

El de vuelta lo dejamos abierto por si cambiara de idea y decide quedarse por otro rinconcito del universo. ¿Le parece?

Un abrazo interestelar
Madame Guignol ha dicho que…
Gracias querido amigo.

En breve recibirá usted un billete de ida al planeta que usted elija.

Vaya pensando.

El de vuelta lo dejamos abierto por si cambiara de idea y decide quedarse por otro rinconcito del universo. ¿Le parece?

Un abrazo interestelar
Anónimo ha dicho que…
Madame:
Es Usted muy generosa por el viaje gratis ¿eso creo no?, pero bueno si hay que pagar..¿acepta trueque?.
Aunque le confieso que no creo que quiera volver, seguramente allì serà mejor que aquì, o al menos quiero creerlo.
No llevo maletas, no creo necesitar nada para estar allì, mas que mi alma.
Madame Guignol ha dicho que…
Beto:

El billete es regalo de la casa. Digamos que estamos de promocion. Pero lo del trueque suena bonito. Ya pensaré en qué podemos intercambiar. En este tipo de pactos, ambos debemos salir beneficiados.

No llevar maletas es inteligente por su parte. Quizás en ese otro planeta no estén de moda y sean del todo innecesarias.

Lo que uno mete en la maleta,la mayoría de las veces no se suele usar y pesa.

El alma no. Esa se guarda en cualquier rinconcito y apenas se percibe. Así los extraterrestres que encontremos no podrán robarle más que lo superficial... nunca el alma.

Le aviso del día y la hora para partir.

Un abrazo y gracias por ser el primer viajero de mi transboradador.
Anónimo ha dicho que…
El motor criogénico no te va a servir para calentar la cera, porque enfría. Pero para las cervezas lo veo de maravilla
Yo pongo la cerveza si me llevás a dar una vueltita
Madame Guignol ha dicho que…
ayyyyy... gracias por sacarme de dudas... Desde diciembre que llevo dándole al motor y nada. Que no consigo que sirva para nada. Y ahora resulta que puedo usarlo como nevera... ¡Vaya sorpresa!

Está invitada a cervezas y todo lo que enfríe este motor en el que invertí. Y por supuesto, el viajecito es a cambio de la información. Así que cuando guste, me paso por donde me diga y damos esa vuelta.

Que desde lo alto, todo se ve pequeño, eh.

Y por cierto.. ¿no sabrá usted de algún motor que de calor para el invierno y tenga otras utilidades añadidas? Quizás otros gobiernos estén vendiendo a saber qué... Téngame informada, se lo ruego.

Un abrazo.