FEMIGRAMA - Poesía con Voz de Mujer

Texto de presentación en Femigrama. Leído en el video.

(Lo que entrego son vestidos y ropas realizadas por mí a los 12 años. Pretendía así, que la poesía pudiera verse no sólo en mis palabras, sino también en esa ropa medio hilvanada y en ese tamaño que casi hace soñar)

Aprendí a mirar mi cuerpo a través de la palabra.

En medio de mayores, mirando pensativa hacia una de esas radios antiguas con trasfondo de freidora… mis ojos de niña conseguían ver cómo danzaban los sonidos convertidos en letras.
Sabía ya, por aquel entonces, que no era cosa común. Mi cabeza sobrevolaba detrás de los sonidos que siempre (siempre), acaban por ir hacia el brocal del pozo. Allí se perdían. Pero no del todo. Yo era capaz de recuperarlos cuando me asomaba y pronunciaba aquellas mismas palabras. El eco me las devolvía y me reconfortaba porque yo deseaba ser una niña “salva-palabras”. Al subir, iban volando hacia las tapias de los patios y de ahí… de ahí… a dónde ellas quisieran. No me entristecía verlas partir porque yo intuía que cada una de ellas volvería y de nuevo las lanzaría al espacio. Y volverían… Y así siempre. Haciendo naves y nutriéndonos.

Me fabriqué muy pronto. Otra de las cosas que aprendí consistía en medir mi cuerpo. Cinta métrica en mano, iba calculando los centímetros de piel que luego cubriría con las telas. E imaginaba los dibujos. Aquello de contemplarme hecha patrones… me daba un cierto morbillo. Algo complicado de explicar para quien no ha tenido que desmembrarse en el papel. Yo era aún pequeña cuando aprendí a combinar con unos pocos papeles, alguna tela y el ingenio, el cuerpo de una mujer.

Miraba el maniquí que veía en el espejo. Posaba. Y luego a inventar.

Me iba recortando las piezas, las colocaba donde pudiera observarlas desde lejos… para luego encajarme. Quizás debí ser arquitecta. Aquello de dibujar esquemas con los que hacer mujeres, me fascinaba. Me vi siempre como un edificio. Conforme fui creciendo, contemplé otras posibilidades. Quiero decir que en vez de reconocerme en una casa, que era como siempre me sentí, conseguí ver que a base de medirse y proyectarse una mujer podía llegar a convertirse en puente, en acueducto o rascacielos. Eso si, el papel para los patrones debía ser de seda y el lápiz para dibujar, de una tiza finísima que con solo un soplo pudiera borrarse. De esta forma se eliminaban los surcos.

Pero lo que yo quería era ser era mujer biblioteca. Todos mis huesos llenos de autores y títulos. Que alguien viniera para acariciar mis páginas. Reconozco que no he encontrado aún la forma de medirme para ello. Quiero decir que cada vez que calculo los pliegos de papel que me harían falta, me da cierto mareo. Siento que ser una mujer-biblioteca lleva tiempo. Y bueno… algún día conseguiré dibujarme llena de estantes y mesas de estudio, quién sabe. Será un bonito atuendo.

Ahora veo que se me han quedado pequeños los vestidos. Se crece. Por lo que he podido comprobar desde que dejé estos ropajes guardados… mi cuerpo es otro. Qué tontería fue pensar que al dejarlos hilvanados, con las marcas de hilos que sirvieron de guía para hacer el puzzle…podría retener la ampliación de mi esencia…

Algunos de estos vestidos llevan aún los alfileres clavados. Digamos que son como puntales. Quizás mientras los confeccionaba intuía que la vida de la mujer que yo sería, necesitaría alguna vez de ellos. Más de una gota de sangre dejé en su creación.

Nunca pensé que aprender a coser me llevaría a la poesía. Pero ya ven. Estoy en una biblioteca con todos los vestidos que nunca concluí. Ahora sé, que fueron proyectos de poemas y que sus versos de hilo me entrelazan mientras me sigo fabricando. Quién sabe si cuando consiga ser mujer-biblioteca… no estaré deseando ser otra cosa.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Leí tus respuestas a mis comentarios Y me asombra gratamente que alguien con tu don opine que tengo talento.
Madame Guignol ha dicho que…
Hola Gingerle...

Mira.. aquí intenté poner un video de un recital en el que participé ý sólo conseguí poner el nombre...jeje.

Así que ya ve...

No se asombre.. que mi talento a veces pienso que va en mengua... Y sí, me gustó su blog.

El único problema mío es la falta de tiempo para visitar todo lo que me interesa en la red. Ojalá eso cambie pronto y si consigo vivir del cuento algún día...

Besos y Gracias.