Michael Jackson y Curro Porrita


Es necesario pararse a veces. Y no sólo dejando todo el cuerpo medio inerte, la cabeza apoyada y la mirada perdida. Es casi obligatorio estacionarse y bajarse de uno mismo. Poner en cuarentena hasta el aliento. Apañar el lugar y escuchar todo aquello que siempre sucede y que pocas veces vemos.

Ayer por ejemplo murieron dos personas unidas por sus narices y sus talentos. Y es probable que si no me paro de esa forma que antes indicaba, no vea cómo el universo lo une todo.

Quedaos con esto: “No podría deciros cuál de los dos fue más revolucionario, si el artista o el padre”

Nunca se me hubiera ocurrido que un día mezclaría en un escrito al tan afamado Michael Jakson y a mi tío Francisco, al que todos llamábamos “Curro”. Algo inverosímil y con riesgo de que parte de la familia quizás no lo entienda nunca.

Os explico:

Es de voz popular que a nuestro Michael, aquél negrito atractivo, se le fue borrando todo lo que de negro traía genéticamente hablando. Si fue o no cirugía, realmente da igual. Pero lo que sí sabemos es que nunca estuvo contento con su nariz característica, entre otras muchas cosas.

Por otro lado, mi tío “Curro”, llevaba a gala su apodo familiar que ya viene de antiguo y en sus hijos y nietos sigue. Este “mote” o apodo, no es otro que “Porrita”, refiriéndose a su nariz. Lo del diminutivo no es porque el tamaño fuese pequeño, que doy fe de que no, sino porque al final de todas las narices de su familia, surge una pequeña bolita que las hace únicas en todo el pueblo.

La trayectoria de Michael la sabemos casi todos, incluso los que no tenemos ídolos. Por eso prefiero contaros, que a mi tío, a esa persona que al igual que a Cyrano la nariz le precedía, se le murió una hija con apenas 18 años recién cumplidos. La revolución a la que me refería arriba es justo por esto. Su talento no ha sido otro que ser el mismo a su pesar. Nunca más… y digo bien ese “nunca más”, mi tío Curro Porrita, levantó la mirada del suelo. Nunca más estuvo vivo a pesar de no haber muerto hasta ayer. En eso que todos llamamos muerte. En ese no existir en corporeidad. Desde ese día, revolucionó su mundo interior, paseando sin mirar, saludando sin verte, comiendo sin poder y quizás pensando en que quedaba poco para estar con ella. Con su hija, allá, donde quiera que fuese ese “allá”, porque me consta que no era religioso y es probable que en este tiempo sin ella, haya querido incluso convertirse sólo para poder abrir la puerta del cielo y verla. Como dice mi madre… ¡Qué es lo que no se hace por un hijo…!

Curro Porrita, el hombre que aceptó su destino de nariz contundente, no pudo aceptar estar vivo mientras ella ya andaba muerta. Así que murió. Fue muerto en el mismo instante de enterrarla y decidió llevarlo en secreto. Lo hizo por los que estábamos aún vivos. Para no molestar a su mujer, a su otra hija y posiblemente para que sus nietos nunca supieran que tenían una abuelo muerto. Eso no se lo hubiera podido perdonar nunca. Creo que sólo con ellos se permitía tener unos minutos de vivo… y luego, volvía a morirse para sentirse más cerca de su hija. Intuyo, aunque nunca lo hablé con él, que en esa pequeña muerte, él sentía que los dos compartían un espacio vetado para otros, un universo aparte que quizás no compartieron cuando vivían ambos.


Pero él sabía que ella se estaba convirtiendo en nada. Y veía que su muerte lo mantenía con la piel y las vísceras palpitando, que la gente seguía preguntando por ella y él… él... en esos momentos hubiera querido tanto ser el verdadero muerto… Cambiar su vida por la de ella… No se puede sobrevivir a un hijo. No se debe, no se quiere, no se desea y por más que el mundo entero te quiera vivo, una persona en este estado, vive sólo buscando la sombra y el vacío de las venas.

Para quitar hierro, paso a nuestro Michael….
Quizás no hubiera muerto a los 50 años de un infarto y sólo, si hubiera tenido un padre como mi tío, que le hubiera enseñado a estar orgulloso de su nariz. Es probable que siempre le dijeran que ser negro no era bueno, que los blancos tenían más ventajas… y el niño miguel, atento a todo y queriendo superar las barreras que veía en su propia familia, quiso ser mejor. Y blanco. No quería como tarjeta de presentación aquella nariz si ello significaba parecerse a lo que odiaba.

No es así en mi familia. Ni tampoco negra, con lo cuál no sé qué se siente con una carga genética tan grande y con esa memoria colectiva de todas las barbaries a las que han sido sometidos. Inevitable que un genio como lo ha sido él, se haya hecho desaparecer a sí mismo. La lucidez mata. Lo que borraba Michael de su rostro no era el color, lo que borraba era el recuerdo. Y ha muerto joven porque al igual que mi tío, no ha conseguido vivir muerto. Ni morir del todo estando vivo.

La revolución de Curro Porrita no ha sido ser el Rey del Pop, ni la de grabar video clips donde los muertos vivientes bailan y se coordinan con total destreza a un ritmo desmesurado y armónico… La revolución para él fue morir pausadamente, sin hacer ruido, pareciendo vivo… Y cuando ya no pudo más con esta muerte por entregas, cuando vio la lejanía de que su cuerpo estuviera para los huesos, entonces se mató de otra forma. Aniquiló su recuerdo. Se doblegó para olvidarse incluso de que estaba muerto. Y ahí comenzó el camino hacia ella, hacia su hija de preciosa nariz terminada en porrita, como la de él. Como la de los nietos que le sobreviven.

Es curioso que sólo haya parecido vivo cuando moría. Cuando moría de verdad. Se sabía para la tierra y quién sabe si para el cielo. Yo no creo que a él le importe si el reencuentro se da en un lugar o en otro, porque estoy segura de que de existir el infierno, allá que iría. Lo importante tanto para la vida como para la muerte, siempre es el amor. Y de eso hay de sobra entre ellos.

Miguel, ha muerto de carencias. Curro, también.
Miguel nunca amó su cuerpo. Mi tío vio la continuidad de su origen en la nariz de su hija y eso hacía que amara su rasgo principal al mirarse al espejo. Ambos artistas. Uno con la música expandida. Otro con su música interior.

Y quién me puede demostrar que ayer mismo y nada más cruzar la puerta, o el espacio o la tierra o la cuarta dimensión, no estuviera esperándoles a ambos la misma persona: una chica de 18 años, de pelo largo y ojos tan negros como los días donde se muere un hijo.

A uno por amor y porque se le quedó mucho por decirle. Al otro por ser su ídolo y porque la hizo bailar con su novio, aquél muchacho que aún vive, pero sólo algunos días. Para vivir tiene antes que olvidarla y no siempre es buen momento.

Ella, estuvo conmigo bailando hasta las 3 de la mañana en un concierto de La frontera, en un pueblo al lado del nuestro. Pocos días después se trasladó al lugar donde podría bailar sin horas, para ir adecuando el espacio y esperar a todos los que la echamos de menos. Su padre ha sido el primero en llegar. Ya iremos otros.

Deseo que no sólo ella espere a Michael. Eso sería triste.

Por mi tío estoy tranquila. Era tan fácil estimarle, como difícil evitar que al verte te cogiera entre sus dos dedos la nariz y te pellizcara. En ese instante te dabas cuenta de que tú, no pertenecías en absoluto a su apodo, porque te entraban unas ganas increíbles de hacerle lo mismo y lo mirabas… Allí estaba “Curro Porrita” en todo su esplendor.

Miguel, cuando mi tío te pellizque, te darás cuenta de que tu nariz vuelve a ser la de aquél niño por cuyos ojos pasaba la vida.
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Comentarios

José Luis Navarro ha dicho que…
La verdad es que aveces sorprendes, por un momento pensaba que harías una oda o pequeño homenaje a tan singular artista, que decir que hoy día esa palabra a perdido mucho de sus orígenes, ya que artista hoy en un porcentaje muy elevado es lo que nos venden, no lo que es, porque entre otras cosas ya cuesta mucho saber que significa esa palabra.
Pero me congratula mucho ver que no ha sido así. Esta bien que alguien compare a ... vamos a llamar mito americano con una persona normal, si se hiciera más veces quizás la gente aprendería a diferenciar cosas, ahora mismo estoy escuchando a Carmen Morell, una excelente cantadora de su tiempo, era de aquí, creo que no salió en la BBC ni en nigun otro medio periodístico importante cuando murió, que lastima pero bueno así es la vida.
Bien por tu comparación.