http://www.jochemvanwetten.nl/gallery.htm
Esta madrugada comenzó el invierno.
Y aunque tenemos este sol impertinente de
primavera, lo sabemos. Intuimos que detrás de los grados, apenas se apague su
foco, llegará la tarde-noche cargada de posibles inviernos. Nos acurrucamos en
la idea para luego hacerlo en el brasero, en los guantes, los gorros y en los
otros.
Algo así me pasa con la Lotería. Ha llegado.
No tengo ni una sola participación, y ese dinero se escapará una vez más de mi
suerte, puesto que ni siquiera lo he buscado. Pero… hoy día 22 de diciembre…
día de bombos, espumas y llantos, vislumbramos que tenemos otras loterías, que
no fueron compradas, que alguien nos regaló y que ¡TIENEN PREMIO…! ¡NUESTRO
PREMIO!
Se habla mucho de la Salud. Y cómo no. Sin
vida sólo hay muerte. Con enfermedad la vida nos parece tan traicionera, que
podemos llegar a estar muy enfadados; a sentirnos poco afortunados. Así que sí,
tener Salud es una lotería. Pero la SALUD,
con mayúsculas y subrayada, no sólo es la ausencia de enfermedad… No. Es mucho más.
Ayer por alguna razón que escapa a mis
cábalas, me sentí premiada. Me anticipé a la Lotería. Me llegó la fortuna sin
número, aunque sí con un poco de azar. El azar que tenemos todos al nacer. El
que no tienen quienes nacen en lugares aniquilados o en hogares donde no los
desean. Y pensé en las amiguitas de mi calle. De cuando yo era pequeña. Recordé
sus caras, sus casas, sus familias… Luego llegó a mí un dulce canto. Y me inundó una sensación de AGRADECIMIENTO que
hasta hoy no había sentido con tanta fuerza. Recordé la canción “Gracias a la
vida…” y tuve que aguantarme las lágrimas.
Y yo… que lloro tanto, extrañada por tener
lágrimas alegres, vi salir mi corazón del pecho. Lo vi literalmente. Salía
lleno de nombres, de recuerdos, de momentos, de sonrisas, abrazos, besos,
chocolates, macetas, semillas… Salió de mí, acorazado de ladrillos pero sin
llaves en las puertas; redecorado una y otra vez por las personas que me han
nutrido; reinventado en cada agujero, en cada resquicio. Yo lo vi salir. Lo
juro (aunque mi abuela diría… “Niña, no
jures, que es costumbre muy fea…”)
Tengo un poema titulado “LA MARI” que
comienza diciendo:
“Si por ejemplo yo fuera la niña de
enfrente…”
Y de ahí mi reflexión. Porque de
haber nacido siendo “la niña de enfrente”, yo no hubiera tenido la familia que
tuve, sino la suya, o cualquier otra.
Quizás lo digo poco a las personas
que tendrían que saberlo. Quizás nos da vergüenza decir que lo que somos no es
sólo un montón de venas llenas de información genética, que lo que somos y
podemos ser, tiene más que ver con la educación que recibimos. A veces no nos
damos cuenta (e incluso rechazamos) aquello que nos hace parecido a nuestros
antepasados familiares. Y sin embargo, eso somos.
Hoy, en esta Lotería que me ha
tocado, sólo puedo decir con palabras enormes GRACIAS.
No cambiaría a mi familia por nada
del mundo. Por nadie del mundo. Por ninguna otra lotería. Por ningún dinero ni
premios ni cargos o cielos prometedores.
Son ellos, los que a fuerza de
darse, me construyeron. Los que han hecho posible que la vida me sea dada, que
mi corazón sepa distinguir entre el bien y el mal. Los que aportaron las
semillas, las preguntas, las negativas incluso, para que yo hoy sepa quién soy,
lo que no quiero llegar a ser, y lo que tantas veces me sorprende… ESA
MARAVILLOSA CAPACIDAD QUE TENGO PARA IMAGINAR MUNDOS POSIBLES LLENOS DE
PERSONAS DE VERDAD. SIN ARTILUGIOS NI ARTIFICIOS.
Hoy, me siento bien. Y hacía mucho
quizás que eso no pasaba. La vida aprieta y nos ciega. Olvidamos lo esencial:
sólo estamos aquí un ratito de nada. Alguien nos trajo a este mundo estrecho,
pero seguro, seguro… seguro… que todos hemos tenido cerca a personas que han
intentado hacernos el mundo MÁS GRANDE… MUCHO MÁS GRANDE.
Por una vez en mi vida (en esta
parcela al menos…) lo que tengo es lo que quiero. Así pues, la vida me sonríe,
me ha sonreído incluso cuando yo no me daba cuenta, y me sonreirá siempre
porque nací y crecí rodeada de SERES NOBLES Y AUTÉNTICOS cuyos corazones me
enseñaron que para echarle valor a la vida, es imprescindible no perder ni la
sonrisa ni la ternura.
Abro mi botella de champán, brindo por
todos ellos y ustedes, y siento de corazón que hoy me ha tocado la Lotería. La
otra lotería: me di cuenta de lo mucho
que tengo que agradecer y pienso hacerlo.
¡FELICES DESCUBRIMIENTOS!
http://www.jochemvanwetten.nl/gallery.htm
Comentarios